En diálogo con Pablo Wende, el presidente de Banco Provincia, Gustavo Marangoni, se refirió al seminario sobre “financiamiento, competitividad y desarrollo productivo” que dicha institución organizó junto al banco de desarrollo de América Latina-CAF y que contará con la participación del gobernador Daniel Scioli, empresarios, economistas y funcionarios. El objetivo de dicho encuentro es “insistir en plantear un camino común entre el sector financiero y el productivo, entre el sector público y el privado” para lograr un “salto de crecimiento al desarrollo”, explicó Marangoni y añadió que se trata de un seminario “para reflexionar” que va acompañado de una “línea de financiamiento concreto de más de 20 millones de dolares con tasas blandas para que las pymes de las provincias puedan tener oportunidades de crecimiento”.
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Política ATP (Apta para Todo Público) es un libro que nació en una fecha muy precisa: 29 de julio de 2012. Ese día cumplía 30 años Mauro Amorosino, colaborador, adjunto de cátedra y amigo desde hace mucho tiempo. En un almuerzo compartido con Damián Polese (otro integrante del equipo de trabajo), surgió la idea de volcar en papel el resultado de décadas de clases de ciencia política y de pasión por el cine.
Nota Gustavo Marangoni en el cronista
Nota publicada en El Cronista Comercial el 19/7/2013
Dialogando con el desarrollo
Concretamos el Segundo Seminario Banco Provincia, denominado ‘Financiamiento, competitividad y desarrollo productivo’, organizado en forma conjunta con CAF Banco de Desarrollo de América Latina.
La repercusión en el público, el nivel de las exposiciones y la riqueza de las propuestas, entre otros factores, motivan que comparta algunas conclusiones de este seminario.
Desde una perspectiva macro se repasó el amplio debate sobre recursos naturales y desarrollo económico, el rol de Asia (y China) como motor del desarrollo global, así como también los nuevos y viejos desafíos de los booms de commodities en América Latina.
El riesgo de la apreciación excesiva de los tipos de cambio, la evidencia de reprimarización de las exportaciones y la tendencia hacia mayor déficit externo, figuran entre los principales desafíos.
Otra visión, puso en duda la ‘intensidad’ del viento de cola para la región en los próximos años, alertándonos sobre la necesidad de procurar mayor productividad y competitividad para tener motores internos mas fuertes y reemplazar o compensar el menor impulso externo.
Aunque hubo mayor consenso en que el ‘triángulo de oportunidades’ dado por elevados precios de commoditites, demanda estructural por nuestros productos y bajas tasas de interés en el mundo puede beneficiarnos algunos años más. Aunque de ninguna manera es automático ‘cambiar’ riqueza natural por desarrollo económico. En el tránsito existen desvíos que nos pueden apartar, tanto por fallas de mercado como por fallas del estado.
Siempre el puente al desarrollo debe ser ‘intensivo’ en políticas públicas: apuntalar la competitividad del resto de sectores transables (no RN), políticas que fomenten el upgrading tecnológico y los encadenamiento productivos, instituciones fuertes, aumento de la inversión en I+D, formación de recursos humanos, son todos aspectos cruciales de las políticas pro-desarrollo.
Reconocidos expertos especializados en el ‘nuevo agro’, nos ayudaron a entender el cambio de paradigma de los sistemas productivos agropecuarios en nuestro país. El camino de industrializar la ruralidad, agregando valor en origen a las materias primas permite un salto en el valor de la producción, en el ingreso de los productores y oportunidades laborales con mejores remuneraciones para todos los sectores asociados. Además ayuda a revertir las corrientes migratorias de nuestros pueblos y ciudades del interior hacia los grandes centros urbanos.
Los testimonios del sector privado reafirmaron que el complejo agroalimentario y agroindustrial están preparados para ser uno de los protagonistas del proceso de innovación, y poseen grandes cualidades para lograr una inserción internacional de largo alcance.
El aporte de nuestro Banco Provincia resaltó el rol de los bancos públicos universales, pero con fuertes funciones de desarrollo. Se mostró cómo y a través de cuales instrumentos promovemos el desarrollo socio-productivo en Buenos Aires, siendo un Banco Pyme con una gran red de distribución de créditos y servicios financieros inclusivos a lo largo y ancho de todo nuestro territorio provincial.
Tuvo especial atención la línea de financiamiento a PyME’s integrantes de cadenas de valor. Una política crediticia innovadora del Banco Provincia que lanzamos en 2012, para apuntalar la presencia integrada de más Pymes en las 16 principales cadenas de valor de nuestra economía. Precisamente en el ámbito de este evento, anunciamos la aprobación por parte de CAF de una línea de crédito especial para apoyar y trabajar juntos en este programa.
Estamos muy contentos con los resultados y motivados con el mensaje que dejó en nuestro seminario el Gobernador Daniel Scioli. Nos instó especialmente a seguir trabajando articulando el pensamiento con la acción, a aprovechar este tipo de jornadas para aprender y aplicar mejoras concretas en la gestión cotidiana, y fundamentalmente no perder nunca de vista la importancia del planeamiento estratégico.
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"Si Evita viviera…" Una reflexión sobre los mitos políticos
Hace algunos años, estaba paseando con mis hijos
por un shopping –no recuerdo exactamente cuál, lo que importa muy poco porque
conocer uno es conocerlos todos– cuando, viendo vidrieras un poco de reojo, me
llamó la atención ese característico perfil de tres cuartos con los pelos al
viento y la mirada al infinito de uno de los argentinos más reconocidos del
mundo.
Ernesto Guevara estaba allí,
embelleciendo con su boina toda una colección de remeras y otras prendas de un
local de ropa que no se caracterizaba –y estoy bastante seguro que eso no ha
cambiado al día de hoy– por su espíritu revolucionario.
Me voy a ahorrar los típicos
comentarios que se pueden desprender de semejante visión para pasar a la
reflexión que me disparó ver al Che como artículo de consumo de alta gama:
¿hubiera estado Guevara allí si en vez de continuar su intento revolucionario
en el Congo y Bolivia se hubiera quedado en su despacho del Banco Nacional
Cubano o en su rol de Ministro de Industria? ¿Y si hubiera muerto de viejo en
su cama en La Habana? ¿Si hubiese pasado el resto de sus días combatiendo por
su pueblo detrás de un escritorio como engranaje burocrático, pero no por ello
menos fundamental, del gobierno?
Volvamos por un segundo a Ciudad
Gótica. Estamos en el final de El
caballero de la noche (The Dark
Knight). Harvey Dent, el fiscal impoluto, el príncipe inmaculado, el
villano y asesino, yace muerto luego de haber caído al vacío. Batman lo
contempla y reproduce un diálogo que él mismo, en su faceta civil de Bruce
Wayne, había tenido con Harvey unos días atrás: “O mueres siendo un héroe o
vives lo suficiente para convertirte en el villano”.
La siguiente entrega de la
trilogía, El caballero de la noche asciende (Batman: The Dark Knight Rises) comienza
mostrándonos que el sacrificio de Batman, al haber hecho suyos los asesinatos
de Dos Caras, tuvo el efecto deseado. Dent es ahora un símbolo, la
representación antropomórfica de la lucha contra el crimen. Gótica inicia una
era de paz construida sobre el relato de un pasado y un héroe que no parece
condecirse exactamente con la realidad.
Gordon, en ese mundo, es el
comisionado que se había manchado las manos haciendo el trabajo sucio para
lograr la prosperidad, era la imagen de la guerra contra el crimen, del Estado
en acción. Sus días en su puesto estaban contados porque había vivido lo
suficiente para embarrarse basándose en que el fin justificaba la suciedad. Fue
la acción que, amparándose en el mito, construyó el cambio.
Los mitos, para consagrarse como
tales, requieren de la existencia y la acción de otros protagonistas que, menos
espectaculares e intransigentes, les den el marco para el lucimiento. Su
histrionismo y seducción, aspectos siempre atractivos, se apoyan en la
existencia menos visible pero siempre complementaria de los que aportan un lado
menos luminoso de la vida, aparentemente rutinario y algo opaco, pero
igualmente imprescindible. Sucede en todos los terrenos. ¿Quién no recuerda a
Javier Portales, con su solvencia y profesionalidad, dándole el marco adecuado
a un mucho más indisciplinado Alberto Olmedo en esa inolvidable zaga de Borges
y Alvarez?
Pero retornemos a los mitos de la
política. Los construimos para inspirarnos en sus actos y reflejar en
ellos los valores más preciados que tenemos.
Bronislaw Baczko, filósofo e
historiador polaco, va a definir estos imaginarios sociales como los procesos
por los cuales “las sociedades se entregan a una invención permanente de sus
propias representaciones globales, otras tantas ideas e imágenes a través de
las cuales se da una identidad, perciben sus divisiones, legitiman su poder o
elaboran modelos formadores para sus ciudadanos”. Este imaginario formará parte
de la construcción de identidades al componer una figuración de sí misma,
delimitar sus amigos y enemigos, rivales y aliados y encontrar un sentido de
relación con la legitimación de un poder.
La Argentina, por supuesto,
tiene su propio panteón de héroes para definirse a sí misma, nombres casi
indiscutibles, como el de San Martín y Belgrano, que se entremezclan con otros
personajes que comparten por partes iguales amores y odios.
La política posee una
altísima responsabilidad en la contradicción de esos sentimientos por ser un
campo que despierta pasiones. Lo que algunos hacen y dicen puede producir tanto
idolatría como aborrecimiento.
Ejecutar, ocuparse,
construir, destruir. No se puede pretender que aquellos que trabajan para
transformar la realidad pasen a la historia en un manto de respeto y cariño
unánime, sin ser desafiados.
En nuestra historia, el peronismo ocupa un
capítulo central y como tal, posee un espacio privilegiado en el tema que
abordamos en este capítulo. La relación de Perón y Eva dentro del movimiento
fue un baile coreografiado entre el mito y el estadista, entre el militar y la
descamisada, entre el orden y la pasión. Evita murió en el esplendor de su
gloria. La brevedad e intensidad de su vida, el vértigo y la fugacidad de su
ascenso, el trágico final hicieron de ella el mito político perfecto. La
dedicación obsesiva que le ofrecieron quienes la amaban y quienes la odiaban
contribuyeron casi por igual a entronizarla y universalizarla. Perón, en
cambio, vivió lo suficiente para tener que tomar muchas decisiones, en el poder
o en el exilio, que necesariamente lo ubicaron en una posición distinta, más
pragmática que la de su segunda esposa. Si ella se caracterizaba por su
intransigencia, él se destacaba por su ambigüedad. Mientras Evita radicalizaba
sus posiciones y predicaba para agudizar las contradicciones, el tiempo fue
haciendo del General un artista en la conciliación de los más diversos
intereses (de hecho, cuando a la muerte de Eva se radicalizó para suplir su
ausencia, solo colaboró al aceleramiento de su caída).
Todas estas características
hicieron de Eva una fuente de materia prima cinematográfica de primera
categoría, y su personaje –no estoy utilizando este término de manera
accidental– el más retratado de los dos.
Los motivos para que esto
ocurriera son varios. A riesgo de caer en cierto forzamiento de la razón, pero
asegurándonos de que al hacerlo estamos dejando de lado los motivos más
trillados, el hecho de que Evita represente la emoción y Perón la racionalidad
la convierten a ella en un elemento mucho más atractivo para el séptimo arte.
La verdad histórica parece
ser menos relevante al momento de elegir un relato para ser filmado. La vida de
Eva resulta ser tan atrayente como desproporcional su legado fáctico en
comparación con lo que dejó Perón. Sin embargo, eso no quita que su figura
crezca en atractivo y fama global, muchas veces en desmedro de su esposo. El
mito tiende a lo universal y la política a lo local. En el terreno que interesa
y motiva al cine, las letras y la moda ella tiene más condiciones que él. La
actriz, vence al militar.
Dejemos en claro un punto. Perón
no vivió lo suficiente para ser un villano, sino que vivió lo suficiente como
para ser discutido –a tal punto vivió que fue el hombre más longevo en asumir
la presidencia en 1974–. Durante su vida, que incluyó tres presidencias, una
secretaría, un ministerio, una vicepresidencia y un largo exilio, tomó cientos,
miles de decisiones. Cada una de ellas hizo que su figura fuera más propensa a
ser controvertida. Pero, como decíamos unos párrafos más arriba, la política es
el campo de la acción y toda acción acapara reacciones, algunas de ellas
positivas y otras no tanto. Perón hizo, y el que hace es juzgado por la
historia. Creo que el General, dejando posicionamientos de lado, superó ese
juicio con un amplio margen.
Perón fue el político, el
estadista y el pensador que diseñó un modelo de país, y eso no se hace
únicamente con una mitología, sino con los sinsabores propios de aquellos que
modifican la realidad existente, con sus aciertos y sus errores (y horrores).
Sin Perón, Eva no hubiera
existido y sin Eva, la historia de Perón hubiera sido diferente. Pero fueron
los orígenes de Eva, su apuesta, su conocimiento de la pobreza, el rechazo, el
poder, la enfermedad, la muerte temprana, la iconización positiva, la negativa,
el secuestro de su cadáver, el nombre falso con el que estaba oculta en Italia,
el regreso, en fin, todo lo que gira alrededor de Eva, lo que la convirtió en
arte histórico y cinematográfico y, de hecho, eso terminó posibilitando que la
pudieran interpretar artistas tan disímiles entre sí como Madonna, Nacha
Guevara, Faye Dunaway, Esther Goris y Flavia Palmiero.
La construcción de Eva como
mito fue una labor que comenzó en vida y que
luego de su fallecimiento se aceleró e intensificó. Aun antes de morir,
la mujer de Los Toldos era mucho más que una primera dama, y sus tareas iban
más allá de los trabajos de la fundación que llevaba su nombre. Fue un mito,
aunque peleaba por encontrar un lugar dentro del Estado.
Eva Perón es una
película argentina dirigida por Juan Carlos Desanzo y protagonizada por Esther
Goris –en el que probablemente haya sido su mejor papel– y Víctor Laplace. El
film tiene un plus, un adicional que le otorga un valor agregado que lo
distingue del resto: el guion. La autoría es de José Pablo Feinmann y eso
garantiza un relieve profundo y polémico.
“Ahora quiero ser parte del
Estado”, le hace decir Feinmann a Eva mientras peleaba por la candidatura para
la vicepresidencia ¿Cómo convive un mito con el hacer, con el barro de la
historia? ¿Pueden los mitos ser parte del Estado? Bueno, en este caso, no pudo.
Los motivos fueron variados: porque se oponían los militares, porque Perón no
quería, porque estaba enferma… Pero aquí las hipótesis se las dejamos a los
historiadores, no vendremos nosotros a esgrimir porqués. Lo único cierto es que
no pudo.
¿La hubiese ayudado a
alimentar su lugar en la épica histórica haber ocupado la vicepresidencia o un
rol específico y formal en la administración del aparato público? Podríamos
sospechar que no, porque habría habido todo un armado legal que hubiera tenido
que respetar, y su papel iba más allá del de las instituciones. Ella funcionaba
sin una estructura de gobierno que la limitara, era el mito fundacional del
movimiento, y los símbolos no pueden tener un cargo administrativo. Por lo
menos no si quieren mantener su estatus.
Este rol de equilibrio que
mantenía en el gobierno se ve explícitamente cuando el gobierno de Perón
comienza a flaquear al morir Evita. ¿Hay una casualidad, hay una causalidad?
En una de las primeras
escenas de la película, Perón está caminando por el Patio de las Palmeras de la
Casa de Gobierno con otros dos militares. Existe preocupación entre la fuerza
por los carteles que estuvieron apareciendo en la ciudad proclamando la
candidatura de Eva a la vicepresidencia para la elección del 52. Un detalle no
menor es que el Presidente también está con su uniforme de General, él también
es uno más de los preocupados, aunque tiene la capacidad de presentarse desde
una posición más conciliadora, como un mediador entre fuerzas disímiles dentro
de una misma estructura de poder.
Para calmar a las fieras,
Perón les dice: “Para que Dios exista, tiene que existir el Diablo y como yo no
quiero ser el diablo…”.
Cuando muere Evita, Juan
Domingo se ve obligado a ser ambas cosas: Dios y el Diablo. Se convierte en un
equilibrista que funciona tanto como el jefe de la revolución como el
presidente constitucional de los argentinos. Cuando pasa a ser ambas cosas,
pierde el centro que tenía ganado cuando articulaba entre Eva, los militares,
la CGT y tantos otros. Evita le quita el péndulo de aquel lado y él debe asumir
un papel vacío de mediación. Hay una muerte de Dios –en el sentido de
referencia y contención– cuando muere Evita.
Este juego de roles se daba
en una multiplicidad de esferas de la vida social, política y económica de ese
período que, mientras Eva estuvo viva, logró equilibrarse bajo la fuerza de su
figura arquetípica. Al fallecer, ese mito pasó a ser historia, entró en el
panteón de la simbología argentina, tanto por sus propias virtudes y acciones
como por la fuerza de lo que vino después y que la ayudaría enormemente a
constituirse como leyenda.
Feinmann (plenamente
consciente de la construcción que existe alrededor de su protagonista y
dispuesto a desmitificarla y discutirla) juega en su guion con una Eva decidida
a salir del inmaculado rol que tenía reservado el peronismo para ella, decidida
a bajar al llano, fundirse con las responsabilidades. José Pablo ubica a Juan
Domingo y María Eva cenando en un salón que podría ser en la residencia
presidencial del Palacio Álzaga Unzué o en la Casa Rosada. Evita acompaña los
primeros minutos de la comida con una charla amena, hasta que no puede más y
explota: “Decime, porque no me preguntás lo que me querés preguntar hace rato…
¿Por qué quiero la vicepresidencia?”. Perón –calculo que algo acostumbrado a
los embates de honestidad de su mujer– le contesta evadiendo el conflicto:
“Hasta donde yo sé es una jugada política de la CGT”. “Es una jugada política
mía, política y personal. Sobre todo personal”, le contesta Eva. Y, una vez
encendido el motor, acelera: “Yo tenía siete años cuando murió mi padre…”.
Perón que debió haber escuchado esa historia un par de veces, intenta evitar la
repetición y le dice que conoce bien lo que está a punto de decirle. Pero Evita
–se la imagina Feinmann con cierto sustento real– no era fácil de callar.
“Yo siempre fui una ilegítima,
Juan, una bastarda. Nunca tuve derecho a nada. Bueno, se acabó. Ahora quiero
ser parte del Estado, quiero tener derecho, Juan. Oíme bien, no quiero que
ningún hijo de puta me vuelva a preguntar nunca más ‘con qué derecho’,
¿entendés? Quiero la vicepresidencia, Juan, ese derecho quiero”.
Perón se saca la servilleta que
tenía sostenida en el cuello de la camisa, toma un sorbo de su vaso mientras
asiente repetidas veces manteniendo la mirada fija en un punto muy lejano a la
mirada fulminante de Eva. Se seca la boca, deja el vaso y, sin siquiera
devolverle la mirada, pregunta un poco a sí mismo y un poco a Eva, dejándole en
claro su posición de absoluta evasión: “¿Habrá dulce de leche?”.
El símbolo quería dejar de serlo,
quería vivir lo suficiente como para que la historia la juzgara como heroína o
villana aunque finalmente, como ya hemos señalado, eso no sucedió durante su
existencia, sino después. Para ella, no hubo dulce de leche, solo una muerte
amarga y cruel que terminó de consolidar su “paso a la inmortalidad” como
repetiría un peronismo convertido en régimen en todas las transmisiones
radiales diarias a las 20 hs. 25
m .
Desde el 26 de julio de 1952 a la actualidad, como
todo mito, fue reinterpretada desde los más variados paradigmas. Si Evita
viviera sería…“la abanderada de los pobres y los humildes” precisamente para
los pobres y los humildes, “Santa Evita” para la ortodoxia, “Evita Montonera”
para la juventud maravillosa, “esa mujer” para quienes la odiaban sin nombrarla
o una “transgresora” para la visión liberal-progresista.
Dice Alejandro Dolina que los
verdaderos paraísos son los paraísos perdidos. Los mitos son exactamente eso,
paraísos perdidos, promesas trágicamente incumplidas que siempre nos dejarán la
incógnita contrafáctica sobre su realización. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese
muerto en ese frío invierno del 52? Respuestas varias: a Perón no lo hubiesen
derrocado, la revolución justicialista se habría profundizado y todos los etcéteras
que cada una quiera imaginar. Nunca lo sabremos. Y esa es precisamente la
ventaja de los mitos, la rienda suelta a nuestra imaginación, a nuestros
sueños, al diseño de la realidad como, quizás, nunca pueda llegar a ser.
Es en esa coexistencia entre la
construcción que todo legado deja y la realidad con la que debió convivir,
donde encontraremos algo parecido a una verdad histórica. Evita y el
peronismo no fueron la excepción a la regla. Su historia no es una línea recta
de un relato inmaculado. Sus símbolos y mitos se construyeron y se mancharon al
igual que cualquier otro mortal lo hubiera hecho. No le debemos temer a los
claroscuros de una mujer y un movimiento político que reflejan las
contradicciones de la sociedad argentina. Solo en su reflejo podremos
desentrañar la complejidad de nuestra realidad.
Para seguir
leyendo
Baczko,
Bronislaw, Los imaginarios sociales.
Memorias y esperanzas colectivas, Buenos Aires, Nueva Visión, 1991.
Perón, Juan
Domingo, Discursos completos, ediciones
varias.
Para ver o
volver a ver
Eva Perón, Dir. Juan
Carlos Desanzo, Aleph Producciones S. A. junto al INCAA, 1996.
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Diálogos con la historia: Eva Duarte
En el mes de mayo, en el programa diálogos con la historia que hacemos con Pacho O´Donell recorrimos aspectos de la vida de Evita.
Les dejamos el Audio para que lo escuchen:
Audio 1
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Revista Forjando
El Centro de Estudios e Investigaciones Arturo Jauretche publico el tercer numero de la Revista Forjando, íntegramente destinado a analizar el movimiento obrero en la Provincia de Buenos Aires.
Descargarla aquí
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Seminario Financiamiento, competitividad y desarrollo productivo
Estuvimos presentando el Seminario "Financiamiento, competitividad y desarrollo productivo" del Banco Provincia. Contamos con la presencia del Gobernador Scioli
Desde el seminario queremos reflexionar y unir las ideas con la acción en el trabajo cotidiano. Desde la visión del gobernadorDaniel Scioli hemos convertido al Banco en un aliado estrategico de los sectores Productivos. Por eso este seminario se propone superar la falsa antinomia estado vs.mercado. Es estado y mercado trabajando juntos. Debemos evitar las "o" y poner mas "y" (publico y privado, ciencia y mercado) para generar condiciones de crecimiento
Quedamos muy agradecidos por la presencia de la CAF, aliada para financiar proyectos con las cadenas de valor. Con el BROU, también presente, tenemos los mismos objetivos de banca publica y de apoyo a los sectores productivos Un agradecimiento también para el BNDES y CORFO por su apoyo en crear condiciones para el debate plural
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Desde el seminario queremos reflexionar y unir las ideas con la acción en el trabajo cotidiano. Desde la visión del gobernador
Quedamos muy agradecidos por la presencia de la CAF, aliada para financiar proyectos con las cadenas de valor. Con el BROU, también presente, tenemos los mismos objetivos de banca publica y de apoyo a los sectores productivos Un agradecimiento también para el BNDES y CORFO por su apoyo en crear condiciones para el debate plural
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De Aristóteles a Indiana Jones. Una introducción cinematográfica a la Ciencia Política
El día en que el hombre comenzó a
pensarse a sí mismo, exactamente en ese preciso instante, nació la política. No
sería una exageración de mi parte, por lo tanto, afirmar que la política ha
estado allí prácticamente desde siempre. Y si ha estado desde el minuto uno con
nosotros, estudiarla –y sobre todo comprenderla– resulta fundamental para
entendernos como individuos y como sociedad.
Donde debemos comenzar con las
aclaraciones, asteriscos y notas al pie es en su definición, ya que ha ido
variando con el correr de los años. Así, por ejemplo, si nos trasladáramos a la
Atenas de Aristóteles –y habláramos un perfecto griego antiguo–, cualquier
diálogo sobre política que emprendiéramos nos resultaría bastante extraño
porque, en vez de implicar solo una
parte de la vida en las polis
(ciudades autónomas y soberanas que estaban desperdigadas a lo largo y ancho
del territorio que hoy conocemos como Grecia), la política lo abarcaría todo.
Aristóteles,
materia obligada si queremos referirnos a la Antigüedad, pensaba al hombre como
un zoon politikon (animal político),
y a la polis como el principio y fin
de cualquier acción y objetivo humano. Entonces, la ética, la economía y la
sociedad eran campos que se incluían dentro de la consideración política; no
existían fronteras que las diferenciaban ni que las separaban del resto de la
existencia.
Con el paso de
los siglos, se logró especificidad, por lo que cada área del saber comenzó a
tener su propia razón de ser. En ese proceso, ganó forma una idea de política
más cercana a la que tenemos hoy en día (relacionada con el poder y el Estado).
Llegaron tipos como Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, Adam Smith y Auguste
Comte –las minas vinieron después: Hanna Arendt, Simone de Beauvoir y Simone Veil, entre sus exponentes– que separaron la ética, la religión, la
economía y la sociedad en ámbitos que, aunque interconectados, se debían
estudiar de forma diferenciada, con sus propias leyes y lógicas.
A pesar de los
años transcurridos, de los autores consagrados y de los varios miles de libros
que se escribieron sobre el tema, a mí me sigue gustando la mirada aristotélica
de ver el mundo. El pensador griego sigue dando vueltas por ahí –y acepto
gustoso su influencia–, ya que yo también veo a la política en todas partes. A
veces la percibo y analizo con lentes de profesional, otras tantas como docente
y, más frecuentemente, como el simple mortal que soy, nacido en el barrio de
Saavedra. Lo que algunos pueden considerar una patología digna de ser atendida,
yo terminé reconociéndola como mi forma de ver el mundo.
En esa “locura”
también entra otra de mis pasiones: el cine. En cada película que veo, ya sea
una pochoclera que disfruto con mi hijo menor –me es imposible recordar la
cantidad de veces que vi El hombre araña (Spider-Man), pero seguramente estamos
hablando de un número de dos cifras–, el drama más lacrimógeno que mi hija del
medio me acerca o la de suspenso que comparto con, la mayor, siempre termino
encontrando un lazo en el argumento que relaciono con algún concepto político
que me anda dando vueltas en la cabeza.
Más allá del
agobio que debe significar para mis hijos este proceso mental con el que
conviven diariamente, me di cuenta de que al momento de pretender, o necesitar,
explicar conceptos abstractos escritos hace cientos o miles de años y que, a
primera impresión, estaban algo desconectados de nuestra actualidad, me resulta
de una practicidad a veces –recalco el “a veces”– milagrosa enlazarlos con el
cine.
A lo largo de
25 años de carrera docente universitaria, he visto cómo ha ido cambiando la
formación y los conocimientos de los más jóvenes hasta el punto en que hoy,
para muchos, Locke es el nombre de uno de los personajes de Lost, no John Locke, el filósofo inglés
del siglo xvi; y Smith es el
apellido de la pareja que protagonizaron Brad Pitt y Angelina Jolie en Señor y Señora Smith (Mr. & Mrs. Smith), no Adam Smith, el
padre del liberalismo económico.
Ante este
escenario, resulta más atractivo introducir la aparente complejidad de la
política citando el diálogo final entre el Guasón y Batman en Batman: El caballero de la noche asciende (Batman: The Dark Knight Rises) o explicar la lucha de clases a partir
de la escalada de Tony Montana en el mundo de la droga que a partir del mismo
Marx. Octopus, el malo de la segunda película de El hombre araña (Spider-Man), nos puede ayudar a entender el rol
de la ciencia y la técnica en nuestras sociedades como primer paso para leer a
Jürgen Habermas; e Indiana Jones podría ser el personaje ideal para diferenciar
la concepción del poder liberal de la realpolitik.
Así, con algo de suerte, los chicos terminan de cursar y tienen diferentes
perspectivas con las que pueden mirar al mundo y una idea más acabada de los
autores y temas que hacen al tronco de la política, y todo gracias al séptimo
arte.
Con este libro, aspiro a continuar ese sendero: tratar de hacer una
introducción al mundo de la política –al
que muchos no han entrado aún, ya por desinterés o por pensarlo como muy
lejano, a pesar de ser uno de los centros neurálgicos de la vida en sociedad–. La forma que elegí para hacerlo fue enlazarla con
aquellos lugares comunes en donde todos nos podemos sentir cómodos, con
referencias actuales a un universo mágico basado en la realidad: el cine.
Espero que
aquellos más “cancheros” con la terminología específica vean en este libro una
manera entretenida de indagar en un campo conocido; y tal vez, esta puede ser
una buena oportunidad para refrescar lo visto hace algunos años, o para que se
dispare alguna nueva reflexión.
Para los que se
hayan quedado con gusto a poco después de leer los temas tratados en cada capítulo,
hay al final de cada uno información adicional para que sigan indagando y
profundizando. Y si no vieron todas las películas a las que se hace referencia,
también hay un apartado con la ficha de cada una.
Si disfrutan
del libro al menos un poco de lo que yo disfruté escribiéndolo, me sentiré más
que satisfecho. Acomódense en sus butacas, apaguen los celulares y que la
función sea de su agrado.
Repercusiones: Infoban, ADN Ciudad y Diario norte
Libro recomendado: Política ATP
El presidente del Banco Provincia (Bapro), Gustavo Marangoni, presentó su primer libro, titulado Política ATP (Apto para todo público) que apunta a ser una introducción al mundo de la política, pero a través del universo mágico del cine.
Con un lenguaje llano y en tono ameno, como para llegar tanto al interesado en la política como al que no sigue habitualmente esos temas, el autor se propone interesar al lector en la ciencia política de una manera entretenida y original.
ver nota completaGustavo Marangoni presentó su primer libro
El presidente del Banco Provincia Gustavo Marangoni, presentó “Política ATP –Apta para todo Público-“, una introducción al mundo de la política a través del universo mágico del séptimo arte
ver nota completa
POLÍTICA CON SENTIDO COMÚN |
escrito por Alejandra Lazo | |
sábado, 06 de julio de 2013 | |
Este jueves el politólogo Gustavo Marangoni presentó en una conocida librería de la calle Florida su libro Política ATP. Si bien se habló poco del contenido de la publicación, algunos de los conceptos esgrimidos por el titular del Banco Provincia con respecto a la política y la forma en la que debe practicarse dejaron a la gente con ganas de leer el libro.
"Hacer política no es sólo escuchar a las mayorías. El individuo es mucho más que la suma de las partes. Es necesario escuchar a todos y buscarle la vuelta a las cosas. Creo que es verdad que los políticos no debemos decir nunca que no porque siempre se le puede dar una vuelta de rosca a las cosas si se trabaja en equipo", afirmó el titular del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, durante la presentación de su libro Política ATP (Apta para todo Público). |
Presentación de Política ATP en la Librería El Ateneo
Ante un auditorio donde no faltaron políticos y periodistas, Marangoni expresó que la intención del libro es "acercar la política a las personas que no son especialistas en la materia” y que la charla con Manes surge de la idea de "buscar una mirada transdisciplinaria sobre el tema”.
El autor definió a la política como "el fruto del pensamiento para tratar de resolver los problemas que surgen en la vida con los otros”, y agregó: "el carácter virtuoso de la política es su capacidad para buscarle la vuelta a las cosas a través de la creatividad o de un pensamiento alternativo”.
En esa línea señaló que "la política se hace siempre con el otro y no contra el otro, jerarquizando y administrando los conflictos”.
Por su parte, Manes expresó que Política ATP "es un libro que enseña, donde el autor también expresa propuestas concretas”, y que "a través del cine Marangoni le mete calle a la teoría y no le escapa a la política real”.
"Esto es posible porque Gustavo tiene la cualidad de ser un político intelectual, que conoce la política como ciencia y como profesión” agregó el neurocientífico.
Manes explicó que "el cerebro humano es un órgano social y que su complejidad es la que nos permite influir sobre los otros”. Y señaló que "para ser un buen político se requieren muchas capacidades que son muy difíciles de medir, como la inteligencia emocional”.
Por último, remarcó que "la ciencia puede ser una buena metáfora para la política”, porque "rescata los resultados positivos de las investigaciones precedentes y luego somete las conclusiones de sus avances a la crítica de toda la comunidad científica”. Y concluyó: "yo creo que sería muy positivo que la política tome estas características del trabajo científico”.
El final de la presentación tuvo la participación de un invitado de lujo que estaba sentado en el auditorio, Ubaldo "Pato” Fillol, quien consultado por Marangoni contó dos anécdotas sobre la final del Mundial 78, que el Dr. Facundo Manes utilizó para explicar el funcionamiento del cerebro humano ante situaciones de stress.
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